PÉRDIDAS TRAUMÁTICAS, POROROCA, OLAS QUE PROVOCAN UN GRAN ESTRUENDO

Pororoca es una película rumana, de Constantin Popescu, y que habla, en palabras de su director,  del "silencioso poder de la culpabilidad".

Pororoca, hace alusión a una ola del amazonas, que cada año arrasa, y destruye todo a su paso. 

La película, habla de la historia de Tudor, un  hombre de mediana edad, que esta casado son su mujer y tiene dos hijos.

Una mañana, saliendo para llevarlos al parque, su hija mayor, María, de 5 años, desaparece misteriosamente.

Durante 54 días reflejados en la película,  Tudor busca respuestas, dónde esta su hija?, ¿qué ha pasado?, ¿pq nadie hace nada al respecto?, ¿qué otras personas estaban ese día en el parque?, qué personas podrían ser las sospechosas?, ¿cómo retomar la relación con su mujer y con su otro hijo, tras algo tan devastador?, ¿cómo regresar al trabajo?, ¿cómo seguir viviendo? 

La búsqueda obsesiva de la causa de desaparición de su hija. le consume en un proceso de declive físico, emocional, social, afectivo, emocional, donde la soledad es la protagonista.

Tudor se queda solo, culpado por todos y culpabilizado por si mismo, sin apoyos, sin respuesta, sin sostén.

Si alguien ha perdido un ser querido en extrañas condiciones o ha sido víctima de una pérdida traumática, será una película recomendable, para poder identificarse con los procesos de duelo patológicos que pueden ocurrir, cuando una persona en una situación tan angustiante y traumática no recibe el apoyo emocional y terapéutico necesario para sostenerse, puede tomar decisiones que lastimen su vida futura y le imposibiliten integrar la perdida. 

Para poder sobrevivir a una pérdida traumática, es necesario, hablar, aceptar, acogerse a estímulos espirituales, creativos y sociales, así como tener apoyo psicoterapéutico individual, o grupal, y que la familia sea fuente de apoyo seguro. 

Encontrar el sentido de la perdida, así como elaborar el lazo emocional con el ser querido ausente, nos aliviará y nos acompañará, dando sentido a seguir vivos y continuar con la vida, haciendo frente al día a día. 

Reorganizar la identidad de uno mismo, cuando nos faltan las personas que más queremos, es complejo y requiere una elaboración que pasa de la fase de shock, negación, búsqueda y anhelo del ser querido, rabia y desesperación, hasta finalmente aceptar la pérdida, encontrándole un significado que nos ayude a soportar la ausencia física, olvidando, pero recordando y conectados con la experiencia vivida.